domingo, 14 de agosto de 2011

Más allá de la muerte


Ojos de luciérnaga fundida

cubiertos de cansancio y de piel.

¿En qué sueñas niña de pelo canela

vientre almidonado y ombligo de muñeca de trapo?


Te canté con mi voz de caracola rota

una serenata de amor

y vestido de noche te esperé tiritante,

desde el alféizar te vi llegar con tu pantaloncito estrellado,

tu blusa pomposa y tu poema arrugado como el mar


con letras descuajadas, temblorosas,

con la tinta subida de tono, aún fresca

te acercaste sigilosa acompasada por el viento

sin rozar siquiera el suelo gris.


Plegaste el papel cinco veces hasta armar el avioncito

que colarías por mi ventana.

Te dejé ir sin decir una palabra

sin tocar tu boca de papaya fría recién cortada.

Y ahora aquí, a mi lado

dejándome ser el vigilante de tus sueños.


Despierta, niña mala de pelo canela

tararéame un poema al vuelo con tu letra sibilina.

Pequeña, ¡despierta!

Despierta ya de tu muerte

o cántame de una vez por todas

una canción de cuna

que yo también quiero dormir.

1 comentario:

David de la Sierra-Llamazares dijo...

¡Andá! ¡El poema que leíste en Granada! Gracias por dejarlo aquí compartido.