jueves, 6 de septiembre de 2007

De los amores negados


Dolor y poesía

Fianma y Martín empachados de amor, sintiendo hasta el tuétano, con la piel arrugada de tanta humedad, a sus pies las olas hamacándose, brindando con ellos el vino espumoso de sus venas. Ella con una sensibilidad arrolladora estampando atardeceres en su memoria, mientras él se entretenía coleccionando caracolas. Pero sin darse cuenta la magia es engullida por la cotidianidad y el trabajo. 18 años después el paisaje tropical se torna mediterráneo y obliga a abrigarse el alma. De pronto un hombre capaz de esculpir rocas como el viento; de pronto una mujer solitaria ríe. Y el realismo mágico toma las riendas, dejando a su paso una nevada negruzca sobre Garmendia del Viento, un pueblecito que sabe a pepa de mango y coctel caribeño.

No se dieron cuenta cuando el corazón dejó de cabalgarles desbocado entre sus abrazos para ir a dormir taciturno entre la almohada; ni notaron el quejido del tedio, ni el medio luto que les insinuaba su muerte. Dejaron de mirarse con el alma y comenzaron a verse con los ojos. Se empezaron a descubrir las pequeñas arrugas de los comportamientos indebidos, las carcajadas ordinarias, las toallas mojadas amontonadas en el suelo del baño, los desórdenes, los dentífricos mal aplastados y mal cerrados, las camisas arrugadas, los desayunos de diario abierto, el café frío… o muy caliente, el arroz desabrido, la tapa del váter rociada de pequeñas esferas de orina, y hasta la boca pastosa de los despertares, ya no a punta de beso sino a punta de despertador ronco y aburrido Pero a ellos les pareció lo más normal del mundo; total, no iban a estar toda la vida subidos a lo más alto de la ola. La vida les había enseñado, por experiencia de otros, que todas las parejas estables terminaban “estableciendo” su rutina, y eso significaba seguridad, solidez de mesa de cedro, inamovible en peso y forma. Estaban pues salvados de rupturas y fragilidades

Hermosas figuras como la lágrima que petrificó el viento convirtiéndola en diamante, que horas después volvería a su estado primigenio para estrellarse contra el plato de la cena. El libro está lleno de parajes como este, hechos para deleitar paladares exquisitos. Con su lírica fresca e intimista estudia las emociones, las diviniza y luego con una risita macabra las humaniza.

Fianma es de principio a fin el centro de la obra “De los amores negados”, desde su sillón de psicóloga pasan filtrados todos los personajes, con sus perfecciones e incongruencias; nos muestra lo que son y lo que somos.

Ángela Becerra nos cuenta una historia en la que el amor fluye, crece, madura, muere y reencarna. El olvido de remendar los descocidos del amor es la perdición, cuando menos te los esperas sólo hay hilos huérfanos que nadie puede salvar, y la melancolía se acuesta a tu lado para acompañarte el resto de horas que te quedan, y entonces te invade una certeza: el poco talento que tenemos para ser felices.

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